jueves, 8 de diciembre de 2011

Celestin Freinet

Hoy quiero hablar de Celestin Freinet, un pedagogo francés que en los años 30 fundó una escuela experimental en los Alpes. Las técnicas de enseñanza de Freinet se basaban en el fomento del diálogo, la experiencia directa con el objeto de estudio y el trabajo en grupo. Todo ello prestando también atención a la formación moral y cívica de los niños, aspecto que consideraba fundamental en el desarrollo humano. Pero el motivo por el que fijo la atención sobre este pedagogo ahora es porque él se interesó en gran medida por el uso en la escuela de las nuevas tecnologías del momento. Freinet dotó a su escuela de una imprenta (con la que los alumnos elaboraban un periódico escolar), un gramófono, una radio y un proyector de cine. Trabajando con estos instrumentos los alumnos aprendían el uso correcto del lenguaje, tanto escrito como oral, aprendían también a organizar las tareas y colaborar para realizar un proyecto común.

Nosotros vivimos ahora en una época en la que se está intentando incorporar las nuevas tecnologías en los centros de enseñanza, pero aún encontramos reticencias en algunas personas o dudas de cómo debe hacerse. Las innovaciones suelen producir desconcierto en un principio, pero siempre acaban incorporándose a la vida normal, su uso se generaliza y luego nadie (o muy pocos) niega sus beneficios. Por eso es mejor tomarlas con naturalidad y con una mente abierta de forma que podamos empezar cuanto antes a sacar provecho de lo que nos ofrecen.
Dejo este enlace en el que podéis profundizar sobre la vida de Freinet y sus técnicas de aprendizaje: Celestin y Elise Freinet

jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Y si preguntamos a los adolescentes?

Cuando hablamos del sistema educativo, de sus problemas y carencias, todos damos nuestra opinión. Políticos, educadores y padres se enzarzan en discusiones sobre las reformas necesarias que se podrían llevar a cabo. Pero, ¿sabemos qué opinan los adolescentes sobre su educación? La verdad es que no parece importar mucho a nadie, cuando en realidad ellos son la parte interesada. Seguramente esto es porque damos por hecho que no entienden, no se lo plantean y no tienen la madurez suficiente para opinar al respecto. A mí me parece que sería interesante hacerles partícipes de algún modo en los debates sobre educación, dar voz a sus sugerencias, escucharlos. Y pienso esto porque, por un lado, creo que tienen derecho a opinar, y por otro, esto haría que se implicaran en su propio desarrollo y fomentaría el espíritu participativo que tanto valor tiene en una sociedad democrática.
Queremos formar personas con espíritu crítico, capaces de participar y decidir en los asuntos que afectan a la vida en sociedad y, sin embargo, no fomentamos esto en las escuelas o institutos.
Últimamente se insiste mucho en la educación dirigida a formar ciudadanos independientes y participativos, pero este espíritu debe desarrollarse poco a poco. No aparece de repente cuando se cumplen 18 años y se es mayor de edad.
Estoy convencida de que si en los institutos se hicieran reuniones para debatir ciertos asuntos y se sometieran a votación determinados puntos sobre cuestiones menores, referidas a normas internas, por ejemplo o pequeñas reformas o proyectos, los alumnos se sentirían más integrados y se mostrarían más comprometidos con todo el proceso educativo. Todo esto repercutiría positivamente en el aprendizaje en general y en la convivencia entre profesores y alumnos.
Especialmente en la adolescencia, un etapa caracterizada por una tendencia a la rebeldía, sería conveniente que los chicos y chicas no sintieran que todas las normas les vienen impuestas sin más, sino que su opinión también se tiene en cuenta.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

El aburrimiento como fuente del pensamiento y la creatividad.

Echando un vistazo a los niños de hoy es fácil comprobar que la gran mayoría están apuntados a un montón de actividades extraescolares: fútbol, judo, inglés, informática, ballet, música, pintura, cerámica, teatro, yoga, baloncesto....y así podríamos seguir hasta completar una larga y variada lista de ofertas. Los padres parecen estar obsesionados con la idea de rellenar el tiempo libre de sus hijos con este tipo de actividades para que aprendan y no estén las tardes sin hacer nada. Algunos incluso los apuntan a tantas clases que todos los días tienen una, de modo que entre el colegio, las actividades extraescolares y los deberes, los niños tienen sus días completos sin tiempo libre del que puedan disponer ellos a su gusto. A mí esto me parece totalmente contraproducente para un buen desarrollo del niño. Primero, porque resulta estresante tener el día ya establecido con unos horarios fijos desde la mañana hasta la noche. Y segundo, porque no se les deja la opción de organizar el tiempo libre según sus deseos. Los padres argumentan que no quieren que sus hijos se pasen las tardes sin hacer nada, pero es que no pasarían las tardes sin hacer nada ; se les ocurriría algo si les diéramos la opción. Y si se aburren, no importa. Se pondrán a pensar, lo cual es muy sano y, o bien idearán algo con lo que entretenerse, o bien terminarán reflexionando sobre algo. Creo que es fundamental dejar tiempo libre a los niños, pero tiempo libre de verdad, para que ellos lo ocupen como les parezca. Si los padres les organizan el tiempo a sus hijos siempre, éstos tampoco aprenderán a gestionarlo y no se harán independientes, esperando así que alguien les diga o sugiera lo que tienen que hacer cuando están aburridos.
Me parece razonable que los padres demos ideas de cosas que pueden hacer nuestros hijos o los animemos a realizar diversas actividades, pero deben ser solo sugerencias. Deben aprender ellos por sí mismos a organizarse y encontrar actividades en las que encuentren satisfacción.
Si siempre los dirigimos en todo, no aprenderán a ser independientes y tener un criterio propio.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El sistema educativo en Finlandia

Según los últimos estudios comparativos realizados en cuanto a los sistemas educativos en países occidentales, es Finlandia el país que cuenta con una mayor calidad en la enseñanza y más alto porcentaje de éxito en la escuela. Parece que las claves de todo ello son la alta formación de los docentes, tanto a nivel académico como pedagógico, la atención individualizada al estudiante durante todo el proceso educativo, especialmente en la primera etapa escolar, y la gran variedad de cursos de formación profesional que hacen prácticamente imposible que alguien no encuentre uno que se ajuste a sus gustos, expectativas o capacidades.
Sin embargo, parece que algo falla, puesto que Finlandia es el país occidental con mayor índice de suicidio infantil. Este dato rompe con esa visión idílica que se puede uno formar en cuanto a la educación allí. Por supuesto no podemos achacar la responsabilidad de esto a la educación, pero sí es importante comprobar que esa atención individualizada durante el proceso escolar, no parece detectar posibles señales de alarma en algunos escolares, lo cual puede sorprender. Por otro lado, todo parece indicar que quizá la asignatura pendiente en Finlandia sea el desarrollo de una inteligencia emocional, unas habilidades para manejar los estados de ánimo y saber sobreponerse a
las adversidades. Y si observamos que el índice de suicidio infantil es, por lo general, más alto en países desarrollados que en países menos desarrollados, se me ocurre que quizás, en estas sociedades que se preocupan tanto de facilitar un entorno adecuado al niño, sin problemas y el mayor grado de equilibrio posible, lo que sucede es que los niños lo tienen todo resuelto y no desarrollan mecanismos para superar sus problemas porque casi nunca los tienen.
Supongo que es todo bastante complicado, pero creo que es interesante reflexionar sobre ello.

Aquí dejo el enlace a un artículo sobre este tema: www.elconfidencial.com

Una educación demasiado instrumentalizada

Mi reflexión de hoy gira en torno a las nuevas tecnologías y su uso generalizado en la educación. No cabe duda de que son un instrumento de gran valor, puesto que facilitan el acceso a todo tipo de información de forma casi inmediata, además favorecen el diálogo y la colaboración entre personas de distintos lugares, culturas, edades, etc. Creo que ya pocas personas cuestionan la utilidad de las TIC y la conveniencia de que se integren en la práctica cotidiana de la enseñanza. Sin embargo, hay una cuestión que no me gusta en todo esto; me da la sensación de que la enseñanza se está orientando "demasiado bien" hacia la necesidad de adaptación de la persona a la sociedad y a la satisfacción de las necesidades en el plano laboral, quedando quizá un poco olvidado lo abstracto, lo general, el saber por el gusto de saber. Creo que se está prestando demasiada atención a las competencias básicas que integrarán al individuo perfectamente en el sistema, como una pieza encaja en un puzzle. Es como si la mirada estuviera centrada en lo más inmediato, el instrumento y olvidáramos lo esencial. Me parece que también es muy importante enseñar a los niños y adolescentes a reflexionar sobre temas abstractos e incluso ser capaces de escribir sobre estas reflexiones. Todo esto ayuda a formarse opiniones, tomar conciencia de asuntos generales fuera de las prácticas cotidianas. Conozco a muchos adolescentes que cuando tienen que escribir una opinión personal sobre un tema no saben qué "deben" poner y es que realmente no saben pensar y reflexionar libremente sobre algo.
Me gustaría que, en general, se prestara más atención a esta cuestión en la educación actual a la vez que se potencia el conocimiento de las nuevas tecnologías, ya que no son cosas incompatibles.
Encuentro igual de importante (o más) ser capaz de reflexionar sobre un tema, como el ser capaz de encontrar y seleccionar información a través de las TIC.

Aprender a reflexionar.........
......para crecer.